miércoles, 26 de septiembre de 2007

DISINCARNATE “Dreams Of The Carrion Kind” (1994, Death Metal)

Luego de sus renombradas intervenciones como guitarrista junto a Death, Obituary y Cancer, en donde gracias a sus ejecuciones las bandas mencionadas tuvieron un toque distintivo, James Murphy no sólo se conformó con gozar de su reputación como intérprete sino que por primera vez formó su propio grupo. A inicios de 1992 empezó a buscar músicos, y así aparecieron el vocalista Bryan Cegon y el guitarrista Jason Carman (De la banda Infernus)

Roadrunner le ofrece contrato de grabación, pero pese a no contar con bajista (Murphy se encargaría del mismo en estudio), vuelan a Gales y bajo la producción de Colin Richardson (Carcass, Napalm Death, Fear Factory entre otros), se graba este disco, el cual tuvo excelentes críticas en revistas como “Metal Maniacs”. “Dreams Of The Carrion Kind” tiene la impronta de James Murphy, pero se advierten en casi todos los temas influencias de los grupos en donde tocó las seis cuerdas, con una salvedad: la constante presencia de un sentimiento muy "doomesco”, oscuro y hasta retorcido.

Por eso no extraña encontrar temas que recuerden al disco “Cause Of Death” como “Soul Erosion” y “Entranced”, en donde predominan los tiempos medios remarcados por un muy repiqueteante doble bombo. Hay temas con mayor velocidad – sin llegar a ser frenética - como “Stench Of Paradise Burning” o el excelente “In Sufferance”, en el cual algunos blast beats se entrecruzan con machaques y trabazones.

También hay secciones más lentas en temas como “Beyond The Flesh” (Con John Walker de Cancer como invitado para los coros), lleno de matices grises, opresivos con algún cuele de velocidad esporádico que recuerda a Death, o mismo “Soul Erosion” con guiños a Bolt Thrower por su pesadez y pompa. Uno de los mejores temas es “Monarch Of The Sleeping Marches” en donde los violazos de Murphy atacan lentamente y con mucha melodía en su bridge, mechándose blast beats con pasajes más intrincados en el resto del track. De invitado aporta coros Aaron Stainthorpe (My Dying Bride, marche un inglés más)

Todos los solos de guitarra en este disco son espectaculares. Murphy se mueve como pez en el agua con ese estilo eléctrico, relampagueante y melódico. Si tengo que elegir el mejor momento, me quedo con todos los que ejecuta en “Deadspawn”. El CD se cierra con un outro llamado “Immemorial Dream”.

“Dreams Of The Carrion Kind” se editó nuevamente en el 2004, remasterizado, con bonus tracks (El demo que grabó previamente a este disco, producido por Scott Burns, y con Alex Marquez tras los parches).

Gracias a esta edición accedí a esta banda y muy buen laburo. Se nota que es un debut muy bueno en el cual se percibe claramente que James hace su primera experiencia como “líder de banda” y no como integrante que se limita a tocar la guitarra.

Al poco tiempo la banda se separó. Los hechos posteriores no ayudaron a que Disincarnate se “reencarnara”. Murphy llegó a tocar en Testament (Vino con ellos a Buenos Aires durante 1994 para la gira presentación de “Low”, disco en donde participó), pero en 1999 vendrían los golpes más duros para él.

Con un contrato de Nuclear Blast bajo el brazo, se encontraba trabajando en nuevo material para editar un nuevo CD de Disincarnate. Tenía su propio estudio en Oakland, pero repentinamente James perdió completamente la memoria.

De repente quedó sin hogar y el equipamiento de su estudio fue robado. En el 2001 llegó lo peor: se le detectó un tumor benigno – afortunadamente encapsulado – entre la glándula pituitaria y el cerebro, el cual entre otras cosas le provocaba las pérdidas de memoria.

El 70% del mismo fue removido, pero el 30% restante persiste, teniendo que tomar Murphy por el resto de su vida una medicación llamada “Parlodel”, sin mencionar las cirugías mayores y altas expensas a pagar por el tratamiento.

Veremos si con el tiempo se ve un nuevo disco de este talentoso guitarrista y su banda. Está en manos del destino.

Quienes deseen escribirle a James Murphy, por favor visiten su sitio.

http://www.msanthrope.com/jamesmurphy

Calificación: 8/10

CORONER “R.I.P.” (1987, Thrash Metal)


Mi inicio a esta banda suiza fue en 1990 gracias a los servicios de la disquería Excalibur. Solicité algo que sonara “Como Celtic Frost” y me grabaron este disco a cassette. Años antes había leído una nota en la revista “Metal” en donde hablaban maravillas del demo “Death Cult” (En donde el mismísimo Tom G. Warrior cantó).

“R.I.P.” es un excelente disco de thrash metal que por momentos suena al rojo vivo y afiladísimo. Sin ir a los pedos como Dark Angel, ni llegar al grado de complejidad de colegas como Mekong Delta, Coroner supo dejar su huella gracias a este debut.

Luego de una bellisima intro de piano Tommy T. Baron empieza su ataque de riffs cortantes y melódicos con “Reborn Through Hate”, demostrando que es el pilar de la banda y el eje por donde gira toda la música de Coroner.

El primer riff de “When Angels Die” se anota en el top ten de lo mejor en la historia del thrash, remitiendo al viejo Megadeth pero mechado de toques clásicos en los punteos de viola. Con “Intro (Nosferatu)” y “Nosferatu” la banda llega a tope con Baron brillando con sus punzantes y filosos punteos que abarcan desde acústicas hasta cabalgatas memorables de riffs y sólos en plan “So Far So Good... So What!” con certeros cortes de ritmo. La sección que va de 01:36 a 02:08 es memorable, épica e inigualable, con unos teclados que dan la sensación de estrolarse contra un murallón.

Vuelven a una veta más técnica y vertiginosa con “Suicide Command” (Un tema incluído en su primer demo), el cual acusa influencias de Celtic Frost con violas que son pura dinamita. Ron Royce (Bajista y cantante) le imprime a su voz un tono enojado sin sonar furioso, poniendo énfasis en la enunciación que en el grito desaforado. Los fantasmas del primer Iron Maiden en versión thrash sobrevuelan durante todo “Spiral Dreams”. El tema título, “Coma” y “Fried Alive” son temas vibrantes/intensos que mantienen las pulsaciones del oyente en un nivel muy alto pero que no se destacan tanto como el resto de los tracks ya mencionados. El disco se cierra con el desnucador “Totentanz”, que cierra el disco a puro palo.

Coroner es un trío sumamente intenso, técnico, su thrash incluye arreglos inesperados, cortes y mucha adrenalina. La banda se volvería muy conocida en Europa. Sacaron varios discos de muy buen nivel pero a mi gusto ninguno igualó el impacto que generó este glorioso clásico (oculto) del género.

Si bien algunas influencias de Celtic Frost y el viejo Megadeth son facilmente advertibles, la musica de esta banda te manda al “forense” sin escalas ni boleto de vuelta.

Calificación: 8.5/10

ONSLAUGHT “In Search Of Sanity” (1989, Thrash Metal)


Este álbum fue el primero que escuché de la banda, allá por Enero de 1990 me lo grabaron en cassette. Era una recomendación fija de la gente de Excalibur, que para aquellos años sí habían escuchado los discos anteriores, lo cual no era mi caso puesto que los escuché durante “la nefasta década del noventa”. Años después lo pegué en CD (Cuanto costó... de esos CDs que realmente eran figurita dificil).

Para este tercer trabajo firman contrato con un sello grande (London Records) y se ven forzados a echar a su cantante (Sy Keeler) por presiones de la discográfica, pero en su lugar ingresa Steve Grimmett (ex Grim Reaper, de gran voz y excelente manejo de las melodías. sin sacrificar potencia.

Onslaught en los sus dos primeros albumes tocaba un thrash furioso y crudo, cosa que ni por asomo se percibe en este “In Search Of Sanity”. Visto en retrospectiva, el sello pretendía del grupo un thrash más “técnico y melódico”, de tal manera de que pudiera competir contra las bandas americanas y alemanas.

Todos los temas en este nuevo disco machacan bajo una muy prolija producción, no por eso carente de potencia como para estamparte contra la pared (Riffs y batería a la cabeza).

En “In Search Of Sanity” no hay ni el más mínimo rastro que remita a las explosiones nucleares de “Power From Hell” o a la bestial ferocidad de “The Force”. Sí hay mucho thrash (melódico) con cortes, riffs, abundante electricidad en las ejecuciones y mucha depuración en las composiciones, y algunos arreglos intrincados. Algunos fans putearon y no se bancaron este giro en la música. En mi caso fue algo neutral ya que descubrí a Onslaught gracias a este disco.

Con el correr de los años, y luego de haber escuchado durante mucho tiempo “Power From Hell” y “The Force”, sostengo que “In Search Of Sanity” es por lejos mi disco preferido de la banda y a la vez puedo entender la bronca de aquellos que gustaban más del estilo más violento y vomitado.

En este nuevo disco todo es impecable y con una prolijidad sonora envidiable. Las guitarras de Nige Rockett y Rob Trotman disparan riffs/sólos con interesantes variaciones en cada track y se potencian con la batería de Steve Grice, un verdadero artillero tras los parches.

Luego de la intro más ploma que escuché en toda mi vida (“Asylum”, 5:16 de lima total compuesta por ruidos que son puro tormento), se tiran a la pileta con uno de los mejores temas del disco, justamente el tema título: lleno de cortes, melodías, con un Grimmett que sin dudas le da otra dimensión a Onslaught con su cantar potente y melódico que va de medios a agudos sin despeinarse. Los machaques no solo provienen de las violas sino que se complementan con la constante pegada que el susodicho Grice despliega en casi todos los temas, debidamente resaltada por Stephan Galfas en la mezcla y producción, siendo responsable fundamental de que muchas partes sean un diamante en bruto.

Las canciones promedian los siete minutos de duración lo cual les resta puntos, el disco realmente es una maza y da una clara impresión de que con una síntesis en cada uno de ellos el resultado hubiera sido perfecto. Los tipos igual hacen lo suyo con mucha agresividad y energía (¿Palabra clave del disco?. Si, es un disco muy “energético”), con excelentes melodías, electricidad abundante en los riffs y machaques de violas y batería.

En la joya del disco (“Lightning War”) todas las cualidades descriptas anteriormente convergen dando por resultado algo descomunal, en donde las violas de 04:14 a 04:34 y de 06:04 a 06:24 se mandan riffeos memorables junto a Steve Grice que galopa en la batería. Hay otros temas que son lentos como el eterno (Casi 13 minutos) “Welcome To Dying”, en donde Grimmett nuevamente muestra cuanto sabe manejar la garganta. En otros tracks el quinteto amalgama armonías y velocidad constante pero controlada (Caso de “Blood Upon The Ice” y “Shellshock”).

Se incluyen dos covers que son correctos y nada más: “Let There Be Rock” de AC/DC (Ya había sido grabado con Sy Keeler y lanzado como single pero Grimmett para variar le imprime más melodía, y la versión es mejor a la del EP), y “Confused” de Angel Witch, que es la excepción total del disco por su duración: menos de dos minutos.

Vuelven los galopes electrizantes de la mano de un tema que mejor nombre, imposible “Power Play”, con violas gemelas en plan Maiden (Desde 04:05 a 04:41 se mandan otra sección memorable, otro golazo).

Una review que tardé mucho más tiempo del que creía en escribir porque es un disco que me encanta pero no puedo describir con la precisión que deseaba, o la que pretendía. Los puntos flacos que cité (Temas largos, dos covers – uno ya incluído en un single - en vez de dos temas propios que hubieran sido más que bienvenidos) restan al resultado final.

Pero Grimmett con su experiencia, oficio y proezas vocales, de la mano de una banda ajustadísima y “al dente”, junto a una producción muy sólida y nítida hacen de este disco una locura inolvidable.

Calificación: 9/10

AT WAR “Retaliatory Strike” (1988, Thrash Metal)


Luego de un explosivo álbum debut en donde atacaban con temas muy en la vena de Mötorhead y Venom, el trío viaja a Nueva York para grabar este segundo disco junto al renombrado Alex Perialis tras la consola. El resultado es otro muy buen trabajo lleno de agresión y temas arrolladores, pero sin tanta “mística” como los temas que conformaban “Ordered To Kill”.

“Retaliatory Strike” sigue manteniendo un clima “bélico” tanto con las letras - Algunas de ellas con alto contenido político y social - como con la música que es muy agresiva y no defrauda. Uno de los mejores temas es “Gutless Sympathizer”, rápido, filoso y “Motörheadesco”. “Church And State” sigue una linea similar (Un tanto más trabado en los rítmos), posee una letra en donde se critica la connivencia entre instituciones como la Iglesia y el Estado. Hay coqueteos con el punk y el hardcore en “Felon’s Guilt” y el breve/veloz “Thinkin’”. Todos los temas suenan ajustados, con toques de thrash de aquella época, lo cual se agrega a la fuerte influencia de Motörhead .

Hay mas machaques y menos secciones rítmicas arrolladoras, riffs de Shawn Helsel atacando incesantamente en cada track, como en “Conscientious Object” “Crush Your Life” y “Creed Of The Sniper” (Con su brevísima letra “One shot! One kill! One way!”). A diferencia del CD anterior, la guitarra tiene mayor preponderancia por sobre la base rítmica, un buen ejemplo para cotejar ello es “Covert Sins”, con varios cortes y violazos puestos con precisión.

“Retaliatory Strike” es un sólido trabajo, con tracks muy aguerridos que hacen honor al nombre del grupo (“En Guerra” en inglés). Como dato curioso, la tapa que se ve arriba es la de la edición CD, la original del vinilo eran unos helicópteros atacando un objetivo militar, la cual fue omitida en el relanzamiento en CD vaya a saber uno por qué.

Para escuchar en pleno campo de batalla.

Calificación: 7/10

lunes, 10 de septiembre de 2007

CYNIC "Focus" (1993, Technical Death Metal)


Estoy a punto de escribir mi review más dificil de toda la historia. Nunca tuve los huevos para hacerla y me moría de ganas. Hace 15-18 años cuando no había Internet, para informarme acerca de la música comprabamos revistas especializadas en heavy metal. Me gustaba mucho comprar la revista yankee “Metal Maniacs”. Número tras número se deshacían en elogios con una banda Cynic, que decían hacía un Death metal virtuoso, mezclando ejecuciones espectaculares con diferentes estilos, un híbrido que iba desde el jazz hasta lo latino/arábigo. A la vez, Chuck Schuldiner de Death convocó a dos de sus músicos para grabar “Human” (El baterista Sean Reinert y el guitarrista Paul Masvidal).

Recuerdo perfectamente cuando lo compré. Febrero de 1994. Volvía de mis vacaciones en Brasil. Fuí a Excalibur y me compré este CD. Ya en la review del disco que hizo Metal Maniacs me alertaban “Oyentes no acostumbrados a estructuras complejas, comiencen por el tema 6, salteense los primeros 5”.

La primera vez que escuché “Focus” me pareció espectacular (Aclaro que arranqué del track 1), pero efectivamente, a partir del tema 6 algo empecé a cazar. Les aseguro que al día de hoy cada vez que lo escucho, le encuentro algo nuevo, cada arreglo es impredecible, cada ejecución tiene inspiración, magia, y cientos de adjetivos más.

Cada tema de “Focus” es como un árbol que se ramifica, y de ahí salen nuevas ramas, que de repente retoman una para volver a ramificarse. Explicación limadora pero creo que es la más ilustrativa. Y las ramas de este árbol son de primera calidad, únicas, y no son para cualquier amante de cualquier árbol.

Estos 4 músicos son unos hijos de puta (En el gran sentido), están llenos de genialidad. Voy a tratar de simplificar porque la música de Cynic es tan cautivante, exótica, hipercompleja, coquetea con lo latino para bandearse al Jazz, hay voces sintetizadas de todos los colores (A cargo del mismo Masvidal) mezcladas con podridas (A cargo de un invitado llamado Tony Teegarden), cosas electrónicas en la bata y en los demás instrumentos, solos exquisitos, líneas de bajo que te hacen caer de culo con sus infinitos recursos y vueltas, cambios en las estructuras rítmicas que incomodan al oyente desprevenido, dos violeros que tiran un riff tras otro, lo mutan, amaga volver y sale para otro lado desvaneciendose.

Una banda del carajo, pero no para cualquier oyente. Cynic que es lo complejo de lo complejo, y a mi criterio fue una de las últimas bandas que le cambió la cara al (death) metal con su mega fusión de ingredientes, yendo a contrapelo del death metal de los 90’s. Desde los 15.000 arreglos/variantes y tintes hindúes de “Veil Of Maya”, seguido de mi favorito “Celestial Voyage” (Los violeros Paul Masvidal y Jason Gobel meten un riff genial tras otro mientras Sean Reinert toca jazz, fusion) son 8 tracks que se develan como un universo aparte que debe ser descubierto, palpado, respirado, analizado, con la debida paciencia. “Sentiment” es hiper complejísima, aquí se luce más la sección rítmica que incluye a un monstruo en el bajo llamado Sean Malone. No conforme con mostrar que sabe tocar “chapman stick”, se manda un solo al mejor estilo Jaco Pastorius en el enorme “Textures” (Que tiene 3450 texturas desde el death metal, lo electónico, new age, y me olvido alguno más en el tintero).

Las voces en todos los temas son aleatorias, van desde sintetizadas, “robotizadas”, limpias. No atacan: sorprenden. Si no te avivaste que esto es para escucharlo con los 10 sentidos, totalmente “focalizado” en el CD, pues directamente no lo escuchés.

“Focus” brilla tanto con sus arreglos, fusiones, experimentos, y demás, que por momentos se vuelve “hiper cerebral”, lo cual 13 años después sigue haciendo que me saque la galera frente a estos tipos, pero no me vuelen la cabeza (Como si lo hace Atheist que tiene ejecuciones más “zarpadas”).

Si buscás lo más aproximado al death metal (Sin llegar a serlo), arrancá por “Uroboric Forms”.

Pero quería que Cynic estuviera acá. Más aún que “Focus” salió remasterizado hace dos años y conseguí el CD que incluye temas de lo que luego fue una ramificación de la banda al separarse (Portal, nada de otro mundo), y tres remixes 2004 de los viejos temas, ¡¡Con los coros aún más al frente!!!

¿Qué decir?. Cada miligramo de riff, arreglo, matiz suena más nítido gracias al remasterizado del disco. Un álbum único en la historia del metal. No le den bola a mi calificación (Es sólo una cuestión de piel, me esperaba más polenta y decibeles amalgamados con todo lo anterior, igual Cynic es una MAZA) y ESCUCHENLO!!!!.

Una review desordenada, llena de apreciaciones que espero los desconcierte lo suficiente como para que vendan el alma al diablo y se hagan de este disco.

Y es un disco... que me emociona.

Calificación: 8.5/10 (Calificación Moral: 10/10)

SADUS "Swallowed In Black" (1990, Thrash Metal)


Curiosa mi historia con esta banda. En 1992 durante una de mis visitas a Excalibur, le pedí al disquero algo que sonara similar a Kreator, y me grabó este CD en un cassette muy berreta (o se grabó mal... ¡¡¡Ya ni me acuerdo!!!). Lo terminé desechando y al escucharlo 3-4 veces no me llamó la atención mayormente y hasta no me gustó. Años después le dí una segunda chance y lo escuché directamente en CD: ¡Ahí me cayó la ficha!.

Hace unos días me llegó una edición limitada del mismo en digipack remasterizado (Con excelentes resultados de remasterizado) y dos bonus tracks, todo ello gracias a el sello polaco Metal Mind (Que compró la licencia de algunos viejos discos gloriosos del catálogo de Roadrunner).

Sadus proviene de Antioch, California. Formados en 1984, sacaron una serie de demos que captaron la atención del incipiente underground extremo de los ochentas. Luego de un primer disco editado por sus propios medios, llamado “Illusions” pero que luego titularían “Chemical Exposure” al editarlo en cassette, la banda se hizo conocida por tocar un thrash muy acelerado/crudo sin perder de vista las ejecuciones intrincadas por parte de los músicos. Para este segundo álbum consiguen contrato de grabación con Roadrunner, y Michael Rosen (Conocido por sus trabajos junto a Forbidden y Death Angel) produce el disco con excelentes logros. El producto final es una banda que ataca al oyente sin parar mediante una inagotable e intensa catarata de riffs, cortes, aceleraciones, voces aguerridas e interpretaciones musicales interesantes puestas en ciertos momentos estratégicos del CD.

El “Ancho de Espada” de Sadus son sus riffs letales y demoledores. Los cuatro músicos forman un combo destructivo, solidísimo, en donde la base rítmica se lleva todo puesto gracias a dos músicos destacadísimos (El virtuoso Steve DiGiorgio en el bajo y Jon Allen en la batería), secundados por dos machacosos y precisos violeros (Rob Moore y Darren Travis, quien además es el vocalista).

“Black” y “Man Infestation” son velocidad y oscuridad all cien por cien con algún corte de rítmo “sorpresa”. Es evidente que a Sadus le sienta a gusto el velocímetro bien en rojo, uno puede llegar a inferir que con tanto tempo frenético en su música el grupo puede “perder el control” de lo que está interpretando. Esto está lejos de suceder ya que todos los tracks suenan hiper ajustados.

En el resto del CD hay matices y texturas que no se pueden dejar de mencionar. “In Your Face” lo dice todo con su título (“En tu cara”): dura 1 minuto y es a las chapas. En las primeros instantes de “False Incarnation” se nota la influencia de Forbidden por el estilo de riff elegido: majestuoso y aplastante. En los primeros segundos de “Images” amagan con iniciar un thrash “jazzeado” pero se desatan con descarga letal plagada de cortes y solos de guitarra precisos.

Se suceden más momentos de muchísimo MACHAQUE (Palabra clave en “Swallowed In Black”) de guitarras y arreglos intrincados, en temas como “Powers Of Hate”. Este frenesí y premeditación de acelerar intensamente, el cortar un track para volver nuevamente con la base volando a los reverendos pedos se repite en “Oracle Of Obmission”.

Los mejores tracks del CD son – por un lado - “Arise”, en donde la banda acelera menos y elabora más, habiendo una mayor preponderancia y presencia al doble bombo de Allen. De 04:48 a 05:50 recuerdan mucho a Revenant por el uso del medio tiempo junto a guitarras nostálgicas y filosas. Por el otro, tenemos a “Good Rid’Inz” que es puro descontrol y negrura con su sección de riffs aplastantes de 02:03 a 02:41, (Y de 03:09 al final) en donde cada viola ataca desde un flanco distinto del auricular como si fuera una ola furiosa estampándose contra una roca.

Esta edición limitada se completa con más dinamita: dos temas de su primer demo “D.T.P.” (Death To Posers... en español Muerte a los “caretas”). Tanto “Kill Team” como “Fight Or Die” son intensísimos y furiosos. Darren vocifera con una voz casi blackmetalera y la banda suena muy en la vena de Dark Angel.

Un gran disco, para muchos el pico más alto que alcanzó la banda (Incluyendo al mismísimo Steve DiGiorgio, quién luego tocaría en Death y Testament, entre otras bandas). Fans del thrash más acelerado y técnico: “traguense esta negrura” de thrash.

Calificación: 8.5/10

viernes, 7 de septiembre de 2007

ONSLAUGHT "The Force" (1986, Thrash Metal)


Tras el bombazo inicial que significó “Power From Hell” la banda sufrió algunos “enroques” curiosos de integrantes: Paul “Mo” Mahoney de cantar en el debut pasó a tocar el bajo, lo mismo el bajista Jason Stallard que pasaría a tocar la segunda guitarra en este y agregarían un nuevo vocalista para pasar de cuarteto a quinteto.

Al año un segundo disco vería la luz... que es otro bombazo más en tu cráneo. “The Force” es thrash metal totalmente al mango, furioso, veloz, irritante, lleno de secciones con machaques aguerridos y medios tiempos alternados de intensa velocidad sin perder de vista ese sonido “volcánico” que marcaba a fuego su primer disco.

Sy Keeler es el nuevo vocalista, tira tanto agudos como voces bien thrashers superando en todo a su antecesor. Al adicionar un violero más Onslaught se asegura un sonido más macizo y contundente. Los riffs están más al frente, caso de “Metal Forces” que le guiña al metal tradicional con su riff principal.

“The Force” recuerda en ciertos pasajes al clásico “Bonded By Blood” (Exodus) pero más controlado gracias a las muy buenas violas de Nige Rockett y Jason Stallard que no paran de riffear primogénitamente pero con un machaque preciso y crudo.

“Fight With The Beast” y el aplastante “Flame Of The Antichrist” acusan algo del Slayer más viejo y no perdonan con su intensidad. Siguen sangrando los tímpanos con los dos últimos temas, “Contract In Blood” (Con violazos maravillosamente sucios y filosos) y uno que con su título resume todo “Thrash Till The Death”.

En resumidas cuentas, “The Force” retiene toda la brutalidad de “Power From Hell” dandole más forma con riffs más trabados, medios tiempos alternados de velocidad pura y mucha pero mucha “fuerza”.

Calificación: 8.5/10

jueves, 6 de septiembre de 2007

MORBID ANGEL "Altars Of Madness" (1989, Death Metal)


Luego de haber escuchado su segundo disco (“Blessed Are The Sick”) retrocedí un casillero y me grabaron en cassette este gran debut. Morbid Angel es para mí una de las bandas más importantes del death metal, a saber: por trayectoria, brutalidad basada en una composición que se nutre de riffs disonantes y climas muy oscuros en cada tema.

Durante los ochentas inundaron el underground con demos y hasta hubo un álbum grabado que no se lanzó en ese momento (“Abominations Of Desolation” el cual luego sí fue editado). Earache ofrece al grupo un contrato de grabación dando por terminada la etapa en la que Morbid Angel era considerada “la banda más promisoria del underground que no tenía sello discográfico” (Junto a Immolation).

“Altars Of Madness” es un debut aplastante, viscoso, muy “Lovecraftiano”, con momentos muy logrados a nivel composición. Lograron plasmar todo lo que venían exhibiendo en los mencionados demos con el añadido de teclados que se cuelan en ciertos temas confiriéndoles más oscuridad y densidad a la que de por sí tienen, como es el caso del primer tema “Inmortal Rites” y en el tremendo “Chapel Of Ghouls” con una sección que va de 01:52 a 02:23 logrando un pasaje increíblemente majestuoso y tenebroso que se repite en el solo de Trey de 02:44 a 03:23 en donde desintegra a su guitarra con todo tipo de sonidos.

Si bien uno de los fuertes de la banda es la velocidad, aquí es administrada y controlada: numerosos cortes se alternan frente a secciones de puros blast beats como en “Maze Of Torment”. Pete Sandoval (quién tocaba antes en Terrorizer junto al bajista David Vincent) muestra que es un baterista con numerables recursos sin limitarse a tocar rápido exclusivamente sacándole muy buenos golpes a su doble bombo.

No se puede dejar de mencionar al guitarrista Trey Azaghtoth, quién no solo vomita riffs volcánicos tema tras tema sino que ataca con solos técnicamente buenos y efectos que resaltan la disonancia, como se puede apreciar en el más directo y brutal “Bleed For The Devil”. El bajista y vocalista David Vincent tiene una voz que va acorde a las pretensiones que Morbid Angel tiene, suena increíblemente macabro. Más violencia, velocidad y death metal furioso se suceden con “Blasphemy” (De lo mejor del CD), y el cierre con “Evil Spells”.

La ejecución es sumamente brutal pero conservando la técnica (En especial los casos de Azagthoth y Sandoval), por momentos dan la impresión que sacan de las tripas cada riff, cada golpe o cada rugido en la caso de David Vincent.

Uno de los discos más emblemáticos del género y un gran debut de una banda pilar en lo suyo.

Calificación: 8/10

PD: Salió remaster con un DVD Bonus de un show en Inglaterra. 100% asesino. La banda estaba afiladísima en vivo para la gira de este disco.