domingo, 18 de noviembre de 2007

DEATH "Leprosy" (1988, Death Metal)


Este CD lo conseguí cuando Tower Records tenía una sucursal en Av. Santa Fé y Callao, allá por 1997 masomenos. Ya estaba bien al tanto de lo que hacía Chuck Schuldiner ya que en cassette había escuchado “Scream Bloody Gore” y “Spiritual Healing”). Este era un CD que me faltaba, no lo había escuchado en ningún tipo de formato (Salvo los temas del VHS de su show junto a Forbidden, Faith Or Fear, Dark Angel y Raven, en donde tocaron 4 de este disco). Más que nada era muy raro ver el CD en esa disquería. No dude un segundo, me estaba esperando a mí y me lo llevé.

“Leprosy” es a mi gusto el mejor disco de la banda luego de “Symbolic”. Tras un crudísimo debut (“Scream Bloody Gore”) lograron ocho temas redondos y macizos que no dan ganas de poner “stop” en ningún momento con el añadido de algo raro en el estilo: gancho, “hit” (Dan Swano definiría este disco como “Un hit tras otro”, y estoy muy de acuerdo con ese concepto).

Arrancan a toda potencia con el tema título y la avalancha no decae. Los temas se suceden haciéndose adictivos y no debería extrañar que el oyente luego de la primera audición se tiente de escucharlo por segunda vez. Me es muy dificil describir con precisión el factor “gancho” ya mencionado.... hay riffs sumamente sencillos, de pocas notas, que son tan eficaces y dan en el centro del blanco. La banda es bastante acelerada pero cuelan mid tempos en los mejores momentos, en donde realmente el tema los precisa. Un buen ejemplo es el de “Pull The Plug” (Himno de la banda). No obstante la dupla Schuldiner/Rick Rozz dispara riffs bien graves, disonantes y cada uno de ellos tiene un estilo de sólo muy diferenciado. Mientras Rozz abusa del palancazo y es más “sucio” que Schuldiner, Chuck puntea logrando momentos muy épicos a la hora de encararlos. El contraste da un resultado interesante.

Siguen los hits con “Open Casket” que hace temblar los cimientos de tu casa, y así “Leprosy” marcha como un tanque por la llanura arrasando todo lo que encuentra a su paso. Bill Andrews no posee gran despliegue pero le saca a su batería un sonido sólido que es el basamento para que los violeros (Pilares del disco) no den tregua con sus violazos mortales. La voz de Schuldiner es hiper grave y podrida, como el citó en numerosas entrevistas, se inspiró en Jeff Becerra (Possessed) pero con un resultado aún más brutal.

Los ocho temas no tienen desperdicio y merecen todos una mención. Irónicamente acá no hay mucha lepra: es uno de los puntos más altos de una agrupación fundamental en el estilo que disco tras disco siguió impactando y llevando su sonido un paso más allá, depurándolo sin sacrificar ferocidad y contundencia, dos términos fundamentales para el heavy metal en serio.

R.I.P. “Evil” Chuck, gracias por este inolvidable CD

Calificación: 9/10

DEICIDE "Serpents Of The Light" (1997, Death Metal)


He aquí 31 minutos con diez tracks llenos de velocidad, satanismo y pasajes oscuros. En relación a su antecesor “Once Upon The Cross”, se advierte que el tandem de guitarras compuesto por Eric y Brian Hoffmann preponderan por sobre la base rítmica de Steve Asheim y Glen Benton.

De hecho, es un trabajo en donde abundan constantemente los violazos furiosos. Sin ir más lejos los tres primeros temas (Que no dan respiro alguno) son una seguidilla de guitarras bien graves y disonantes, destacándose “Blame It On God”. Como es su tradición van muy rápido – por algo siempre Asheim se destaca - pero hay cortes puestos con precisión, medios tiempos semiacelerados, sólos esquizoides y blasfemia para tirar hacia los cuatro costados.

Hay un tema que se destaca por sobre los demás: “Father Baker’s” cierra este CD con uno de los mejores riffs que Deicide haya compuesto en toda su historia (El que arranca el tema). Como de costumbre Scott Burns en la producción logra que cada instrumento suene nítido y potente, y las ejecuciones de los músicos son ajustadísimas. Dedican el disco a la memoria de Vinny Daze, baterista de Demolition Hammer fallecido el año anterior y allegado al grupo.

“Serpents Of The Light” no defraudará a quién le gusta el grupo, con el agregado de que las guitarras tienen más peso y no lo disimulan en absoluto. Otro viaje al infierno con serpientes de guía para la ocasión.

Calificación: 8/10

CANNIBAL CORPSE “Tomb Of The Mutilated” (1993, Death Metal)


Luego de haber comprado su controversial CD “Butchered At Birth”, para fines del ’93 conseguí la edición censurada de este disco. La cosa venía brava, ya en la placa anterior la tapa era fuerte para la época (Una suerte de carnicero esquelético carneando a una mamá dando a luz, con fetos colgados de fondo), y las letras seguían por el mismo andarivel. Si ven la tapa más arriba entenderán porque circuló más la versión censurada. Acá no solo se cruzó lo gore, sino que en todo el disco hay una saña con énfasis en el sexo y la violencia.

En lo que a mi respecta siempre me tomé todo esto como lo que es: un chiste, concentrándome en lo que más importa: la música. “Tomb Of The Mutilated” marca cierta progresión en relación a su antecesor. Ya abrir con el mejor tema de su carrera (“Hammer Smashed Face”) hace la diferencia, con un riff y batería que no aflojan ni un instante. En el aspecto instrumental la producción es más nítida, los riffs más variados, y el bajo de Alex Webster es infinitamente más audible, como se puede apreciar en “Addicted To Vaginal Skin” (No puedo evitar reirme mientras tipeo el nombre del tema).

Paul Mazurkiewicz es muy monótono con su batería, pero en menor medida en relación a los dos primeros discos, usa más el doble bombo y no está constantemente pegado al “redo” (Lease el sonido ta-ta-ta sin ser un “blast beat”). Respecto a Chris Barnes... suena más hecho mierda que antes, es un hilo de voz podrida ininteligible que hace que te concentres más en la música.

Además del primer y glorioso track hay brutales descargas en “Split Wide Open”, “Necropedophile” (Con un bridge con riffs interesantes de los violeros Jack Owen y Bob Rusay), el resto de los tracks cumplen sin mayores variantes pero el resultado final es satisfactorio. La banda sin dejar su estilo logró plasmar un laburo limando cosas y ajustando su sonido.

Una tumba llena de putrefacción, pero también de aciertos instrumentales que llevan al disco a no ser mutilado.

Calificación: 7.5/10

domingo, 4 de noviembre de 2007

DEATH ANGEL “Act III” (1990, Thrash Metal)


Esta banda fue de las primeras que escuché en este estilo (incluso antes que Slayer). Mi inicio a Death Angel fue con un cassette grabado de vinilo de “Frolic Through The Park” (su segundo disco), cuyo CD original terminé comprando pero con destino incierto gracias a un “ex amigo” que se mandó a mudar con él). Para entender un poco a “Act III” y sus circunstancias hay que hacer un breve repaso histórico de la banda. Cinco pendejos que con su primer álbum “The Ultra Violence” lograron hacerse un lugar dentro de la escena de la mano de un thrash bien primitivo en la línea del primer Metallica/Exodus (En donde su mayor problema era tocar en vivo por ser menores). Para “Frolic Through The Park” se vuelven más técnicos y empiezan a incorporar leves elementos de funk a la par de más coros melódicos con excelentes resultados y repercusión en las revistas del palo.

Para aquellos años una banda de thrash que prometía mucho eras fichada por un sello grande, ya que estaban todos a la pesca del “próximo Metallica”. Esto le ocurrió a Exodus, Flotsam And Jetsam, Meliah Rage, Annihilator y muchas más que al final terminaron despedidas porque no vendieron lo que estos sellos imaginaban. Death Angel firma contrato con Geffen Records (El sello que tenía a Guns N´ Roses), y les ponen uno de los mejores productores posibles para que les produzca este “tercer acto”: Max Norman.

“Act III” de entrada no me enganchó, casualmente la misma persona que me afanó el CD de “Frolic” unos años antes tuvo la amabilidad de hacerme una copia en cassette de este tercer disco. No sé si era el momento o qué, pero fue el típico álbum que pasó sin pena ni gloria luego de dos oídas. Vaya a saber por qué causa al año lo volví a escuchar y me enganché muchísimo al punto que es mi disco favorito de la banda.

En “Act III” la banda maduró muchísimo no sólo en las composiciones - más variadas siempre dentro de lo que es el thrash - sino en las ejecuciones. Todos los temas tienen gancho, energía y fluidez, pero con diferentes matices. El disco arranca a todo vapor con dos temas excelentes, la velocidad, trabazón y melodías de “Seeming Endless Time”, y la contundencia de los innumerables machaques que arremeten en “Stop”.

El ingrediente funk se hace muy palpable en la sección rítmica que conforman el baterista Andy Galeon y Dennis Pepa, lo cual le da un groove diferente a tracks como “Discontinued” o “Stagnant”, tema en donde la banda despliega con una contundencia envidiable los ingredientes musicales. El vocalista Mark Osegueda siempre le dió un sabor especial al thrash de Death Angel con su modalidad característica para encarar los temas y aquí canta mejor, explota lo más potable de su registro. Su pico de rendimiento llega en el excelente lento/semi acústico titulado “A Room With A View” (Usado para promover al grupo en cadenas como MTV), que no es el tipico hit “ganchero” sino que transmite una notable nostalgia y solemnidad.

El disco se cierra con “Disturbing The Peace”, poseedor de un coro de tribuna y ganchero, machaques incesantes de violas junto al tronar de la batería y bajo (De alto desempeño en este track), más el remate con “Falling Asleep” que tras una falsa intro de cajita musical desemboca en riffs furiosos, velocidad y vértigo amalgamadas con secciones más machacosas y lentas.

Desgraciadamente durante una gira sufren un accidente con su ómnibus en donde varios de ellos sufren heridas de importancia, y al poco tiempo Geffen Records les da las hurras.

Un tercer acto que es para morirse del gustazo y sentarse en la primera fila del teatro que se incluye como arte de tapa.

Calificación: 9/10